Un joven de 15 años fue condenado a prisión perpetua con una pena mínima de 16 años por asesinar a un compañero de la escuela, ubicada en Sheffield, Reino Unido.
EL joven llevó un cuchillo de caza de 13 cm al colegio secundario católico All Saints y le propinó dos puñaladas en el pecho a su compañero Harvey Willgoose afuera de la cafetería durante el horario del almuerzo en febrero de este año, según reconstruyó Sky News.
Imágenes obtenidas de las cámaras de la escuela mostraron a Harvey llegando a la escuela y al atacante tratando de provocarlo. También exhibieron al agresor con un cuchillo en la mano en el comedor antes del apuñalamiento.
Según se conoció en el juicio, el joven Mohammed Umar Khan -la Justicia autorizó reciente la difusión del nombre- era amigo de Harvey hasta días antes del asesinato. Sin embargo, se habían enfrentado durante algunas peleas en la institución educativa.
Tras el juicio, el inspector jefe detective Andy Knowles sostuvo que un incidente relativamente trivial había llevado a una “decisión en una fracción de segundo de hacer algo que tuvo consecuencias nefastas y terribles”.
Khan le dijo a los profesores tras el crimen: “Saben que no puedo controlarlo. No estoy bien de la cabeza”.
En agosto el agresor había sido declarado culpable en el Tribunal de la Corona de Sheffield por un veredicto mayoritario de once a uno. Para argumentar su condena, la jueza refirió ahora a conductas sospechosas previas del asesino. Enfatizó que tenía “un interés de larga data en las armas” y que las imágenes en su teléfono móvil lo mostraban blandiendo cuchillos de caza, un machete y un martillo.
En ese sentido, afirmó que Khan sufría “incapacidad de larga data para controlar su ira” y citó tres incidentes escolares separados entre noviembre de 2024 y enero de 2025 en los que se había mostrado enojado y agresivo.
Los abogados defensores alegaron que el niño había “perdido el control” después de años de acoso y “un intenso período de miedo en la escuela”.
Durante el juicio la jueza Ellenbogen le dijo a Khan que sus “actos sin sentido han tenido un efecto devastador”. La madre del chico asesinado, Caroline, afirmó que estaba aliviada de que el caso hubiera terminado.
“Siento como si me hubieran quitado un gran peso de encima, para ser honesto. Él [Khan] no parece arrepentido, pero espero que esa sea su máscara”, expresó ante los medios.
Por su parte, la hermana de Harvey, Sophie, manifestó: “El acusado no solo acabó con la vida de Harvey, sino también con la nuestra. Nuestra salud mental ha quedado destruida”.
Steve Davies, director ejecutivo de St Clare Catholic Multi Academy Trust, que opera la escuela secundaria católica All Saints, describió a Harvey como “un alumno popular, enérgico y amante de la diversión, a quien toda la comunidad escolar extraña profundamente todos los días”.
Mientras los padres de Harvey reclaman la instalación de un detector de metales “en todas las escuelas secundarias y universidades”, para evitar otros desenlaces escolares fatales, Kilvinder Vigurs, teniente de alcalde de South Yorkshire para la policía y la delincuencia, reconoce que se debe hacer más para proteger a la comunidad educativa.
“Los delitos con arma blanca no son solo un problema policial, sino un problema social. Debemos centrarnos en la prevención, la educación y la intervención temprana”, afirmó en un comunicado.