Tras escaparse de un centro de menores en Bélgica en otoño del año pasado, fue contratado por una organización criminal de Países Bajos. Desde allí voló el 7 de diciembre de 2024 a Málaga. Aterrizó cerca de la medianoche y fue recogido en coche por dos miembros de la banda de narcos. Le llevaron a un hotel para entregarle un fusil de guerra y después lo trasladaron hasta Fuengirola. Cerca del paseo marítimo, en la calle Asturias, le mostraron el club de cannabis del que, antes o después, saldría un hombre al que debía matar. Encapuchado, esperó con paciencia. De madrugada, apenas dos horas después de llegar a España, apretó el gatillo a sangre fría y huyó en bicicleta, luego a pie y finalmente en taxi.