Cuando el banquero y magnate azucarero judío Ferdinand Bloch- Bauer encargó al pintor Gustav Klimt el retrato de su esposa Adele, nunca imaginó el periplo cinematográfico que recorrería el cuadro
Cuando el banquero y magnate azucarero judío Ferdinand Bloch- Bauer encargó al pintor Gustav Klimt el retrato de su esposa Adele, nunca imaginó el periplo cinematográfico que recorrería el cuadro