Renovar el quincho se puede limitar solo a ese lugar o ser parte de una renovación mayor. En cualquier caso, lo ideal es aprovechar esa situación para darle una estética coherente con la casa si es que están muy viejitos, ya que nunca están demasiado lejos, sobre todo en viviendas suburbanas.
“Tener un exterior tapizado en enredaderas es todo un lujo, y no casi se veía desde adentro. Era una casa muy oscura, y en iluminarla radicó nuestro mayor desafío”, dice la arquitecta Camila Castillo, quien para renovar su casa se apoyó en su colega y socia en Ideï Ariquitectura, Joy Zimmerman.
La intervención que hicieron Camila y Joy refleja su valoración de las añosas plantas del jardín. Sentarse bajo una glicina bien crecida y tener sus flores unas semanas al año es una postal envidiable, y no estaban dispuestas a sacarla.
Con piso con baldosas vainilla; paredes, frente de parrilla y pérgola pintadas en gris grafito, y mobiliario gris claro, el quincho es una caja neutra y moderna que no compite con el jardín.
Los pasillos laterales son un clásico en muchos chalets de época. El de esta casa de Tigre, revestido en laja, dejaba ver el quincho al fondo desde la vereda. Como en el caso anterior, una sociedad de arquitectas, esta vez al frente de Estudio Urbano, se puso a trabajar sobre la casa de una de ellas, Camila Argañarás.
El agregado de plantas no solamente da fresco y le brinda una vista muchísimo más alegre al comedor, sino que crea un amortiguador verde de privacidad.
La reforma eliminó un quincho en el fondo del lote para ceder esa superficie a la pileta. En reemplazo, se hizo la galería contigua a la cocina.
Las famosas “casitas del fondo”, otra fija en innumerables casas de época, suelen plantear ambientes oscuros y con ventilación limitada, ya que están apoyadas sobre la medianera. La mayoría tenía una galería y un cuarto de servicio o lavadero. Evaluando su estilo de vida, los dueños decidieron que un jardín con pileta era lo que buscaban. Eso sí, aprovecharon la conexión de agua para hacer un baño junto al lugar donde se dejan las reposeras y artículos de limpieza.
Si en el caso anterior la construcción del fondo se eliminó, el caso con el que se encontró la arquitecta Florencia Hermann, de Estudio FH fue muy distinto. Se trataba de una pareja ante una nueva etapa de su vida como padres, por lo que decidieron una rotunda reforma de la casita de atrás. “Hoy los chicos pueden invitar amigos y quedarse hasta tarde sin alterar la paz general: entran por el costado y pasan al fondo, donde tienen todo lo que necesitan”.
“El cambio que más me costó fue que los dueños aprobaran fue la pileta integrada al quincho. Querían mantener el pasto, y sentían que esa decisión podía achicar el jardín. Por eso compensamos con canteros exuberantes”.