“La escena del crimen, por lo que se sabe, es bastante grotesca, lo que seguramente va a permitir dar con el paradero de los autores del hecho”. Ese fue el análisis del licenciado en Criminalística Cristian Méndez en su visita a LN+.
Por su parte, Héctor Muzzio, exoficial de la Policía bonaerense, subrayó que “los movimientos del narcotráfico en las fronteras argentinas son muy porosos”. “Lo que viene fallando en este tipo de delitos es la prevención”, aseveró Muzzio.
“Me hicieron firmar un papel y no me dejaron reconocer el cuerpo de mi hija”. Así reconstruyó Leonel, el padre de Brenda, su experiencia en la morgue de Lomas de Zamora. “A la madre de Brenda le mostraron un brazo, que puede ser el de cualquier mujer”, relató.
En su declaración a los medios y mostrando su celular, Leonel dijo: “Si quieren les muestro mi teléfono para que vean: no tengo ni un llamado de la fiscalía, es una vergüenza”. Además, el hombre reconoció “no tener idea” sobre quién es “Pequeño J”. Por último, confesó: “La única paz que puedo obtener es que me digan la verdad”.
Antonio, el abuelo de Brenda Del Castillo y Morena Verdi, dos de las chicas encontradas muertas en una vivienda de Florencio Varela, afirmó el miércoles en diálogo con un móvil de LN+ que, “después de la autopsia, la familia quedó destrozada; no podemos parar de llorar”.
“Brenda y Morena siempre se peleaban para ver quién iba a llevar la manija de mi ataúd. Brenda decía: “‘La manija de adelante la voy a llevar yo, Tata’. Y yo ahora tengo que llevar la manija del cajón de ella”, recordó Antonio. Sobre su entorno familiar, agregó: “Mi señora llora, mi hija llora: no podemos parar de llorar”.
“Al piso, al piso”, gritaron los uniformados de los grupos de elite de la Policía de la Provincia de Buenos Aires cuando irrumpieron en la villa 21-24, en Barracas. Buscaban a Pequeño J., el sindicado capo narco que habría ordenado torturar y asesinar a Morena Verri, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez.
Pequeño J o Julito, un ciudadano peruano de 23 años, ya no estaba en el asentamiento. Se había ido junto con sus lugartenientes. La edificación de tres plantas utilizada como base de operaciones de la banda tenía rastros de que la huida había sido recientes: los narcos habían dejado algo de dinero y viandas de comida.
Al finalizar el entierro de Lara Gutiérrez, al abogado de la familia manifestó que el caso “debe pasar al fuero federal”. “La banda narco está protegida por el poder político y policial”, remarcó.
El perito forense Raúl Torre deslizó en LN+ que “Pequeño J”, “no es un líder narco, sino más bien un integrante de las líneas medias de la red dedicado al sicariato”. Además, manifestó que el triple crimen de las jóvenes “une la marginalidad socioeconómica con la marginalidad criminal: aspectos muy difíciles de combatir y erradicar rápidamente”.
El cortejo fúnebre de Lara Gutiérrez llegó al cementerio Campo Santo, en González Catán, después del mediodía. Allí la despidieron amigos y familiares quienes formaron una larga caravana de vehículos.
Sabrina, madre de Brenda, habló con la prensa tras el entierro de su hija en el ingreso del cementerio Las Praderas. Consultada sobre si había recibido el llamado de Axel Kicillof, la mujer respondió: “Esa bosta que tenemos de gobernador ni nos llamó”.
“Voy a marchar y cortar las calles todos los días, pacíficamente, hasta que me traigan la cabeza del responsable. Del jefe, del hijo y del espíritu santo”, concluyó la mujer.
En comunicación con Radio Rivadavia, el exministro de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, criticó la gestión de las fuerzas federales a cargo de Patricia Bullrich y exigió un debate “cara a cara” con la actual ministra. Sobre el triple crimen de las jóvenes, manifestó que se trata de un hecho “atroz y morboso”.
Ambos cortejos fúnebres se realizaron esta mañana. Familiares y amigos fueron en caravana hasta el cementerio Las Praderas, ubicado en Camino de Cintura, donde despidieron a las jóvenes previamente veladas a cajón cerrado.
Decenas de personas, familiares y amigos de Brenda y Morena, llegaron al cementerio Las Praderas para despedirse de las dos jóvenes de 20 años que fueron torturadas y asesinadas. En paralelo, partió el cortejo fúnebre de Lara, de 15 años, al cementerio de Campo Santo, en González Catán.
Los coches con los ataúdes de Brenda y Morena se dirigen hacia el cementerio, con una previa parada en la Rotonda de La Tablada, para que los vecinos de los monoblocks puedan sumarse al último adiós.
Tras salir de la casa velatoria, Antonio y Federico, abuelo y primo de las chicas asesinadas, aseguraron ante la prensa que realizarán la caravana de despedida desde el barrio de los monoblocs hasta el Cementerio Las Praderas en Lomas de Zamora. Además, afirmaron que participarán la hinchada de Chicago y los vecinos que quieran sumarse.
“Vamos a llegar hasta la Rotonda de Tablada. No queremos que nos acompañe la policía. No es necesario. No tenemos miedo. Parar la gente del barrio: habrán micros para que puedan sumarse y acompañarnos. Simplemente que las chicas pasen por donde se criaron y después seguiremos el trayecto hasta el cementerio. Vamos a seguir pidiendo justicia por las chicas. Está todo bien con la familia de Lara”, afirmaron.
Familiares y amigos velaron a Brenda del Castillo y Morena Verdi, las jóvenes de 20 años que eran primas, en la localidad de San Justo, partido de La Matanza, en una sala situada en la calle Bufano al 2600. En cambio, la despedida a Lara, la menor de 15 años hallada sin vida, se llevó adelante en otro lugar por sus allegados. Los restos de las primas serán trasladados a un cementerio de Lomas de Zamora; los de Lara a uno de González Catán.
Ambos velatorios estuvieron separados por 15 cuadras en medio de una tensión creciente entre las familias de las víctimas. Los allegados de las primas apuntan contra una de las hermanas de la menor, de nombre Agostina, a quien responsabilizan del sanguinario desenlace que la Justicia investiga bajo la hipótesis de un ajuste de cuentas por parte de un clan narco de origen peruano.
Hasta el momento hay doce personas detenidas. Entre ellos dos parejas, una propietaria de la casa ubicada en Jáchal y Chañar, donde la policía encontró los cadáveres y la otra encargada de limpiar la escena del crimen. Esos cuatros sospechosos detenidos fueron identificados como Miguel Ángel Villanueva Silva, de 27 años, de nacionalidad peruana, Daniela Ibarra, de 19, Andrés Maximiliano Parra, de 18 años, y Magalí Celeste González Guerrero, de 28 años.
El jueves se negaron a declarar y seguirán presos. El fiscal Gastón Duplaá los notificó que los acusaba de “homicidio calificado por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas, por ser cometido por alevosía y ensañamiento y por ser cometido por un hombre contra una mujer mediante violencia de género”.
En allanamientos el miércoles en la villa Zavaleta, la policía detuvo a ocho acusados de integrar la organización que asesinó a las chicas de La Matanza. Sin embargo, podrían quedar en libertad, ya que según fuentes judiciales, ninguno de los sospechosos quedó formalmente imputado.
Brenda del Castillo y Morena Verri, de 20 años, y Lara Gutiérrez, de 15, fueron víctimas de un triple asesinato en Florencia Varela. La policía confirmó el miércoles que sus cuerpos fueron hallados descuartizados en una casa situada en Jáchal y Chañar, en la misma zona donde se registró la última señal del celular de una de las chicas.
El caso, que conmociona al país, se encuentra bajo secreto de sumario y ya dejó un saldo de 12 detenidos. Según la hipótesis oficial, se trató de un ajuste de cuentas ordenado por un traficante prófugo alias “Pequeño Jota” en el marco de una venganza narco que incluso habría sido transmitida en vivo por redes sociales para un grupo reducido de cómplices. Otra versión sobre el móvil de la masacre, que surgió entre los allegados a las víctimas, indicaba que una de las jóvenes se habría apoderado de un kilo de cocaína y US$70.000 del mencionado narco peruano.