
Valeria Castro anda con la tarde risueña. Acaba de activar las estadísticas anuales de Spotify, esas que media humanidad comparte estos días por Instagram, y la plataforma le ha atribuido una edad afectivo-melómana de 80 añazos. Y ella, una Tauro del 99 acostumbrada a que le cuelguen el sambenito de viejoven, no está dispuesta a dejarse ofender por los designios de las maquinitas ni los algoritmos. “Esto me pasa por seguir escuchando tanto a Silvana Estrada y Sílvia Pérez Cruz”, razona, resignada. Y se troncha.





