¿Sabés lo que escuché en el colectivo? La gente anda diciendo es una página de Facebook que hace furor con la recopilación de dichos escuchados en la calle.
La idea nació en un bar, uno de esos lugares que son incubadoras de frases oídas al azar, fuera de contexto, pero que quedan flotando tanto en la cabeza que hasta necesitamos compartirlas con alguien. “–No sabés lo que le decía hoy una chica a su novio en la mesa de al lado…” Ezequiel Mandelbaum y Tatiana Goldman convirtieron este acto tan cotidiano y universal en el leit motiv de un proyecto que nació para libro pero que tiene en Internet un éxito arrollador desde hace un par de años.
Esta pareja de amigos porteños, sentados una tarde en un café y asaltados por una conversación cercana decidieron que alguien debía tomar nota de todos esos dichos y editarlos en un volumen que quedara como retrato del lenguaje de una lugar en un momento determinado. “El sueño grande e inicial era publicar un libro que sirviera de registro de la época, una especie de foto de cómo hablamos en determinada etapa de nuestra historia. Empezó como algo lúdico. Durante nueve meses volcamos las frases que íbamos apuntando en un documento de Google. Cuando las leímos todas juntas era interesante, entretenido. Fue ahí que nos preguntamos: ¿qué pasa si las compartimos?”, cuenta Ezequiel vía Skype, desde Argentina.
El libro al final llegó, pero para lanzarse y a falta de presupuesto, empezaron por subir la idea a la reina de las redes sociales y así crearon la fan page de Facebook
‘La gente anda diciendo’. Colgaron 15 frases, mandaron invitación a sus amigos y se fueron tan tranquilos a continuar con sus obligaciones diarias. Al día siguiente tenían 500 seguidores. El contenido se empezó a viralizar y ya no pararon de sumar adeptos hasta hoy, que cuentan con más de 3.700.000 en Facebook y más 333.000 en Twitter @gentediciendo. “De repente nos vimos responsables de un espacio web con miles de lectores y que recibe unas 500 frases por día”, se asombra todavía.
Los seguidores se adueñaron enseguida del proyecto y se convirtieron no solo en espectadores sino también en protagonistas. Porque La gente anda diciendo se alimenta de los diálogos que cualquiera de nosotros escucha en el tren, el autobús, el bar o en la calle. [blocktext align=”left”]“El colectivo es un sitio muy amable, porque estás bastante tiempo y vas tranquilo. El bar es otro buen lugar para registrarlos. Y en la calle es donde surgen las más descontextualizados”[/blocktext]
“Es importante que las frases sean ciertas, no impostadas, y que no sean chistes ni extraídas de películas. Cada una que llega la googleamos para comprobar que no está sacada de ningún sitio, más allá de que ya tenemos la percepción entrenada para darnos cuentas de las auténticas. Suelen ser buenas, divertidas, profundas, pero sobre todo fuera de contexto y te quedan resonando”, explica Mandelbaum. “Marta, tenemos que comprar una biblia”, fue la primera oración prestada que postearon. “Nos encantó porque es algo que te invita a imaginar a inventarte todo lo que puede estar detrás de esa reflexión en voz alta”, recuerda.
El amor, los celos, la amistad, la incomprensión, las relaciones de pareja y entre padres e hijos son los grandes temas que Ezequiel y Tatiana identifican como común denominador de las charlas que más enriquecen sus páginas. Ya sea en Argentina, Colombia o México. Porque también probaron importar sentencias. Eso sí, hay rasgos que distinguen a los argentinos y que resumiría aquel retrato que se proponía hacer esta pareja de amigos a través del lenguaje: “Somos poco pudorosos, hablamos a los gritos y somos muy mentirosos. ¿Ejemplos? Escuchar a alguien al lado del obelisco decir que está en Miami, o prometer que en cinco minutos llega, que está manejando, dentro de un ascensor”.
“Eso es cobardía, no es otra cosa”. Esto fue lo que oyeron Tatiana y Ezequiel aquella misma tarde al salir del bar en el que se les ocurrió el proyecto. Se la decía un mecánico a otro, mientras tomaban mate en la vereda de un taller de Palermo. Y la citamos porque fue también la que usaron para celebrar la publicación del libro. Porque se la tomaron como un desafío y una invitación a no dejar que el sueño se durmiera en una servilleta. “Fue una señal”, asegura él, convencido de que lo de ellos no fue una iluminación ni una ocurrencia única. “Es una idea más de las que puedes tener, o algo que se le pudo haber ocurrido a mucha gente, pero lo que la hace especial es haberla hecho realidad”.
Ya saben. Si quieren saber lo que la gente anda diciendo, no tienen más que entrar a cualquiera de sus soportes digitales. Y si quieren aportar a esta gran fotografía del idioma popular, no salgan de casa sin papel y lápiz, porque es vital anotar en el momento para que no se esfume la esencia.
Con el éxito conseguido en las redes sociales, Ezequiel y Tatiana vieron que la idea original de publicar un libro no estaba tan lejos. Pero como todo lo hacían a pulmón, para poder editarlo necesitaban recursos externos. Entonces, otra vez fue Internet el soporte que les dio la posibilidad de hacer el sueño realidad. Subieron la iniciativa a una plataforma de crowdfunding y, con la ayuda de centenares de inversores, consiguieron sacarla adelante.
“Más allá de tener frases muy buenas, logramos conectar todas en una gran conversación en la calle, dividiendo el volumen por temáticas. Nos gusta verlo como algo ‘antropolúdico’. Ya va por la tercera impresión”, cuenta Mandelbaum.
Con tanto material disponible, el juego no quedará allí. Habrá segunda parte. La primera no se ha publicado en España, pero se puede comprar en la web lagenteandiciendo.com.ar