Argentina tendrá su primera representante en el parlamento autonómico regional de la capital española tras las elecciones de mayo.
Alcalá de Henares es uno de los dos municipios más grandes del extrarradio madrileño, el único de la región declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1998. Situado a unos 30 kilómetros de la capital, es conocido por ser la cuna de Miguel de Cervantes y escenario de la entrega de los premios que llevan el apellido del ilustre escritor, cada 23 de abril, en el espectacular Paraninfo de su universidad, una de las más antiguas de Europa. Cuando llegas desde la capital, para entrar a su casco histórico tienes que atravesar la Puerta de Madrid, pegada a lo que sobrevive de su muralla medieval, que aun hoy protege al Palacio Arzobispal, donde Cristóbal Colón tuvo su primera entrevista con Isabel La Católica, para pedirle que le financie su viaje a las Indias.
A pie se puede recorrer su Calle Mayor, soportalada de principio a fin y, al llegar al final, mirando hacia su plaza principal, te encuentras con los primeros indicios de que en la localidad, como en tantas otras a lo largo y ancho de España, también suena el acento argentino. La parrilla de Rubén y la heladería de Mauri son las señales más visibles, pero hay muchas más: el bar de Soledad y Marcelo, la tienda de abalorios de Paula, dentistas, camareros, algún funcionario, profesionales anónimos… Son muchos los argentinos que eligieron este pintoresco rincón madrileño para aparcar su exilio. Aunque, hoy, de quien más se habla es de Mónica Silvana. Así, por su primer y segundo nombre conocen en la ciudad a esta correntina de 39 años, morocha, atractiva y fan del ciclismo de montaña que, desde 2007, es concejala del Partido Socialista en un Ayuntamiento gobernado por el Partido Popular y que ahora se ha convertido en la primera argentina candidata a la Asamblea de Madrid.
Mónica Silvana González ha sido elegida por Ángel Gabilondo como número diez de la lista del PSOE que aspira a gobernar la Comunidad de Madrid y, de no mediar una catástrofe electoral, se convertirá el próximo 24 de mayo en la primera diputada argentina del parlamento regional. Claro que para llegar hasta allí recorrió un largo camino, mucho más largo que los 12.000 kilómetros que separan Ezeiza de Barajas.
Porteña de nacimiento pero correntina de corazón. Mónica se fue a vivir a los 4 años a Esquina y de allí, del Litoral, se siente. “Fue una infancia muy bonita porque me crié en un pueblo, con muchos valores de cooperativismo. Bailar en la comparsa, por ejemplo, es muy bonito porque es un club en el que nadie paga por participar, solo tienes que aportar tu destreza, tu trabajo para el grupo, tus ganas de estar, esa manera de entender en Argentina lo que es el espíritu de un club social”, recuerda sentada en un bar de Alcalá, con un alfajor de maicena en el plato.
Desde pequeña se rebeló contra las injusticias sociales, la desigualdad de clases, aunque el activismo se despertó en ella al entrar en la escuela secundaria en la que, con apenas 13 años, se convirtió en la presidenta del Centro de Estudiantes. ”Teníamos un periódico escolar en el que reivindicábamos cosas tan sencillas como que la biblioteca funcionase, poner música en los recreos o conseguirr un billete de bus gratuito”, enumera. Fue allí también donde conoció a uno de esos maestros que marcan para siempre. “Tuve la suerte de tener una muy buena profesora de literatura, Diana Caffaratti. Fue una divina, porque a unos chicos de un pueblito perdido de Corrientes nos hizo volar y situarnos en París o en Berlín al mismo tiempo. Nos inculcó muchos valores, el placer por la lectura, la poesía… Fundamos con ella el Club de los Poetas Vivos y nos dedicábamos a ilustrar versos de poetas de todo el mundo, los exponíamos y viajábamos por toda la provincia, intentando dar la vuelta a la película”.
Al acabar la secundaria se fue a Corrientes a estudiar la diplomatura en Turismo y en la universidad empezó a militar en diferentes agrupaciones políticas. “Hice Turismo porque me daba la posibilidad de estudiar y trabajar, quizás me hubiera gustado elegir otra carrera, pero no tenía quien me financiara los estudios. Viajé mucho y pude conocer Argentina. También tuve allí profesores muy buenos que me abrieron mundo”, confiesa. En el 98, acompañando al amor de aquel entonces y por las ganas de volar que siempre tuvo llegó a la Universidad de Alcalá de Henares. “En 2007, cuando España pasó de ser un país de migrantes a uno de inmigrantes, los partidos políticos se transformaron también, miraron hacia el fenómeno. El PSOE entendió que tenía que apostar por ellos en sus listas. Yo era militante de base y a Javier Rodríguez (secretario general del PSOE de Alcalá) le interesó mi perfil para armar su proyecto de ciudad. Tengo el orgullo de ser la primera concejala inmigrante de la formación”.
-Entonces, ¿no sos ni exiliada política ni económica?
No pertenezco a ninguno de los dos grupos de migrantes, sino a un exilio voluntario. Pero, aunque no sea exiliada política, conocí en España la reivindicación de este colectivo y me hice activista de los derechos humanos ya aquí. Me eduqué con Menem y en esa época no se conocía ni hablaba de todo lo que había ocurrido con la dictadura militar argentina ni de toda la lucha de las miles de organizaciones por el procesamiento de sus dictadores. Dimos ejemplo al mundo de que estos delitos no prescriben. Una de las cosas que más orgullosa me siento cuando hablo de Argentina es de que hemos sido el único país capaz de enjuiciar a sus dictadores y ahora son muy pocos los represores vivos que no cumplen condena. Ese activismo social lo aprendí en España, porque he tenido la suerte de reunirme con los miembros de la Casa Argentina de Madrid, de la Federación de Asociaciones Argentinas. Soy defensora de la justicia universal. Hemos luchado por traer a Alcalá al juez Garzón, un icono en la materia, y he tenido la oportunidad de compartir con él, de hablar de esto con él y dar una magnífica charla en la Universidad de Alcalá, cuando el gobierno del PP en España ha querido eliminar este principio como rector de la justicia en el mundo.
-¿Qué otras cosas te preocupan y ocupan?
La cooperación es otro tema que me gusta mucho. Cuando llegué a Alcalá empecé a hacer visible a través de una ONG pequeñita, Adhis (Asociación de Desarollo Humano Integral y Sostenible), formada por un grupo de alumnos de la Universidad de Alcalá que veíamos que en España había muchos recursos pero no llegaban a satisfacer y financiar proyectos porque se enredaban mucho en las grandes estructuras de las ONGs. Quisimos hacer algo más directo y a menor escala. Funcionó bien y sacamos dos proyectos importantes financiados por el Ayuntamiento de Alcalá, uno de agua potable para el municipio de León en Nicaragua y otro en Argentina, Copa de Leche, en la ciudad de Esquina. Después, con la crisis, los gobiernos del PP tuvieron la excusa para eliminar la cooperación. Y es una de las cosas que debemos recuperar cuando gobernemos.
Defiendo también la visibilidad y empoderamiento de las personas de diversidad de origen. Me dedico y apunto mis esfuerzos para que quienes hemos nacido en otras países podamos ocupar espacios de poder, tanto a nivel privado, de empresa, como a nivel político y sindical. Creo que hay un déficit en España de presencia de personas de diversidad de origen en puestos de responsabilidad. Es muy tímida todavía la presencia, a pesar de ser la ‘madre patria’ y la puerta de entrada a toda Europa de la población latina. En 2011, teníamos en toda España no más de cuatro concejalas, y digo concejalas porque la cara de la inmigración latina es la cara de mujer, y las que van abriendo puertas son las mujeres. Hoy podemos decir que en 2015, en el PSOE van en sus listas 25 concejalas y concejales latinos. Creo que hay una materia pendiente con Latinoamérica. Las personas que estamos aquí, a pesar de la crisis económica, nos hemos venido a quedar, no hay visos de que haya un retorno masivo en los próximos 10 o 15 años, sino todo lo contrario, cuando la economía española o los indicadores económicos vuelvan a estar bien creo que vamos a tener otra oleada migratoria.
-¿Todos estos temas están en tu agenda de trabajo para cuando llegues a la Asamblea?
Todos estos años he trabajado en lo social, llevando temas como integración, servicios sociales, sanidad. Todavía no sé las áreas en las que voy a tener que trabajar, porque yo apuesto que vamos a gobernar la Comunidad de Madrid. Creo que Ángel Gabilondo es un buen candidato que, además de ser una buena persona, es un buen gestor y lo ha demostrado en su etapa como ministro de Educación, estuvo a punto de conseguir el famoso Pacto por la Educación, que no viene a ser otra cosa que ponernos de acuerdo todas las fuerzas políticas y dejar de lado la ideología, algo que fue el espíritu de la Transición, y apostar por un proyecto educativo serio, sólido, a largo plazo y más que nada igualitario e integrador. En la Comunidad de Madrid hemos asistido a todo lo contrario, un proyecto que segrega niños y niñas con fondos públicos en colegios concertados. Defendemos los colegios concertados, pero no los que segregan. Creo que mi labor en la Asamblea y en el Gobierno de Madrid va a estar orientada a políticas públicas vinculadas con lo social, con lo que hice desde que tengo 13 años, luchar y trabajar por mejorar la vida de las personas.
-El salto a la Asamblea de Madrid, para el objetivo que te planteás de hacer visible a la comunidad latina, imagino que será muy importante…
Sí, la Asamblea de Madrid ya tuvo representación latina, con una compañera paraguaya y otra ecuatoriana, pero todavía quedan muchos retos. La mía sería la primera presencia argentina. Pero todavía queda por romper la barrera de pasar a las Cortes Generales. Debemos ser capaces de tener representación en el Congreso de los Diputados y eso, de la mano de Pedro Sánchez, podrá ser posible porque cree que hay personas latinas que podemos representar a todos.
-A los desencantados con la política, ¿qué mensaje esperanzador se les puede dar sobre las cosas que se puede hacer por ellos desde tu puesto en la Asamblea?
España es un país descentralizado, hay competencias autonómicas muy fuertes que deciden la vida de las personas, como la sanidad y la educación. Todo lo que tiene que ver con políticas publicas que afectan a la vida de los ciudadanos se deciden en la Comunidad de Madrid, ya sea habilitar un centro de salud o un colegio más, o cobrar o no una tarjeta sanitaria. Más allá de las políticas generales, cada comunidad es independiente para decidir en muchas áreas. Entonces, desde la Asamblea de Madrid se puede hacer mucho por favorecer esa participación política. Estamos en escenario de desencanto político, de militancia, y aparecen nuevas fórmulas, que bienvenidas sean porque en una democracia, mientras se respeten normas y no se infrinjan derechos humanos, es bueno que haya diversidad de partidos. Pero en este país quien ha transformado la sociedad española de postguerra y la Transición fue el PSOE. Entre las comunidades autónomas y los municipios es donde se decide el 80% de la vida diaria de los ciudadanos.
Yo soy una persona de centro, moderada y creo que los cambios se pueden hacer desde dentro y sin ningún radicalismo. No me gustan ni los radicalismos de izquierda ni de derecha. España no puede ser Venezuela. Tenemos que igualar hacia arriba, como dice Felipe González, tenemos que hacer proyectos de mayorías, que nos sintamos orgullosos y que todo el mundo gane bien.
-¿Es muy diferente hacer política allá y acá?
Sí, es bastante diferente porque, afortunadamente, en España hay una clase de funcionarios muy sólida y eso sirve de respaldo de las instituciones. Aquí se respeta mucho más la institucionalidad, más allá de ser de diferentes colores políticos, ideologías. En Argentina eso no pasa, cuando un ministro se va se lleva a todo su equipo y sale del ministerio hasta el último conserje. En España se cambia el ministro y sus cargos más cercanos pero la estructura de funcionarios es muy sólida y garante de que los proyectos no duren solo cuatro años sino más a largo plazo. Sé que queda mucho por hacer, no podemos compararnos con modelos de bienestar de otros países como los nórdicos, a los cuales miramos. España tiene otras condiciones, es un país mediterráneo, con otro clima, otra cultura. Pero en estos últimos cuatro años se ha destrozado el estado de bienestar, se ha roto con todo el consenso de la Transición, que fue modélica y sirvió para lo que sirvió. Soy una convencida de que hay que modificar la Constitución para asegurar cuestiones básicas de sanidad y educación y porque las personas que hemos nacido en otro lado no existimos. Está hecha por y para los españoles nativos. No está pensada para españoles que viven fuera ni para los que hemos venido de otros territorios.
-¿Cómo es la comunidad argentina de España?
Muy difícil de cohesionar, personas brillantes en lo individual, pero a veces nos falta espíritu de equipo. Ecuatorianos o dominicanos han logrado tener mucha más visibilidad como conjunto. En cualquier lugar donde vas encuentras un director gerente argentino, muchas empresas están dirigidas por argentinos, los creativos son argentinos, el mundo de la publicidad estuvo manejado por argentinos durante muchos años, la mayoría de dentistas son argentinos, los psicólogos, pero son individualidades, el gran desafío es lograr ser una fuerza conjunta. Tímidamente se han hecho algunos esfuerzos, desde asociaciones, como lograr una normativa entre el país y el casi millón que estamos en el exterior. Hay un proyecto de ley de vinculación y retorno que está circulando en busca de apoyos. Vincular, que sean visibles los que están fuera y tener una buena normativa de retorno como ya la tienen Ecuador, Colombia u otros países latinoamericanos que nos sacan ventaja en esto. Tiene que ver también que la inmigración argentina está fraccionada en esos dos grandes grupos que mencionamos antes. Es importante avanzar en esa legislación y en tener visibilidad política. Pueden sonar a utopía pero si hay apuesta política por esos proyectos, se puede avanzar. Tenemos una normativa de políticas inmigratorias muy avanzada, pero no una que regule a los argentinos en el exterior.
-¿Que les dirías a los argentinos que hoy quieren venir a vivir a España?
No voy a decir a nadie que se vaya de Argentina. Creo que es un magnifico país con magnífica gente y todos los que estamos fuera en algún momento vamos a volver y queremos volver. Me gustan y atraen las personas que se van del país a formarse, a aprender un oficio, pero luego que esa tasa de retorno sea real, las personas que hemos salido tenemos una cierta responsabilidad con nuestro pueblos, nuestras ciudades de devolver algo. No tiene que ser económico, puede ser en aporte científico, cultural. Yo les diría que no está mal que salgan, pero también está muy bien devolver algo y es lo que intento hacer tímidamente.
-¿Con qué mundo soñás?
Sueño con que no sea tan difícil, tan alto el costo para alguien que no tenga lo suficiente para estudiar, estar sano. Que no sea tan difícil acceder a una buena educación, formación integral. Con que los que vienen detrás nuestro lo tengan más fácil y que encuentren sitios donde desarrollarse sin que les cueste tanto. Mi biografía y mi historia no quiero que se repite en otras personas, que no les cueste tanto como a mí.
Estimado Luis, se pondrán en contacto desde el consulado con usted, pero también indagaré si hay medios para ayudarle desde la Asamblea de Madrid. Saludos y mucha fuerza.
entiendo que ud tiene desendencia argentina y por eso le ruego ayuda para mi hija EVALUNA un pequeña nacida en argentina con la mitad del corazon y que aya ya en el hospital garrahan no podian hacer mas nada y la trajimos a españa porque su nana tiene la doble nacionalidad pero que estamos muy mal pues aqui pues no contamos con recursos para hospedaje mientras se hace el tratamiento mi telefono en madrid es 65035691gracias ayudenos porfavor